Galerna en el golfo


domingo, 16 de noviembre de 2008


Luis es un amigo , un antiguo compañero de Rosa Aguilar. Me manda este escrito, breve y sentido, que no me puedo impedir de publicar:


La metamorfosis de la Rosa roja



En gran parte, no me han sorprendido las declaraciones de Rosa Aguilar, alcaldesa de Córdoba. Eran de esperar habida cuenta su evolución personal.


Es del todo lógico que la señora alcaldesa considere que la monarquía parlamentaria “ha resultado una fórmula política válida”. Sólo hay que ver su progresión político-ideológica, y lo bien que le ha ido social y económicamente en lo personal, desde que, allá por 1975, compartíamos un puesto de responsabilidad en el comité universitario del PCE.


Franco aún no había muerto. Su “querido” rey ya había jurado fidelidad a las leyes franquistas -aún hoy, no lo ha hecho con su “querida” Constitución- y se preparaba para heredar al dictador.. Ella era una simple estudiante de 2º de derecho. Que para nada apuntaba tanto afecto por la futura familia real, ni por la bandera bicolor y, por supuesto, entre sus objetivos políticos, figuraban la República y el socialismo. Una “Rosa roja”.. ¡Cuánto tiempo ha pasado!


En 1980 terminó su carrera. Laboralmente fueron años muy duros para la mayoría de los universitarios, de paro y subempleo. Pero ella supo labrarse un futuro.Se integra en la asesoría jurídica de CCOO, hasta 1985, año en el que, junto a otros compañeros, montó un bufete. Uno de tantos. Alcanzando una situación profesional “envidiable, llena de futuro”. A la que ella renuncia por una concejalía de IU en 1987. Su afán de servicio a Córdoba se impone, anteponiendo el bien común al privado. Una auténtica comunista. Un modelo a seguir. Comienza su carrera política; de concejala pasa a ser diputada del Parlamento Andaluz, luego diputada al Congreso por Córdoba, para al fin llegar a la alcaldía de Córdoba en 1999. Y todo por méritos propios, sin el apoyo del PCE, ni de CCOO, ni de IU, ni de todos los ciudadanos y organizaciones ciudadanas progresistas de la ciudad, y que hoy se sienten tan fielmente representados por ella.


En este camino evolutivo la “Rosa roja” se fue destiñendo, dejando a un lado, el marxismo, su militancia comunista, el sindicalismo, su afecto por la tricolor y lo que representa, etc. Al tiempo en que le surgía su religiosidad, su amor por la semana santa, y otros afectos en consonancia. A destacar, Cajasur y el señor Castillejo y, por que no, la familia real.


Después de tan envidiable esfuerzo evolutivo personal tampoco me sorprendería que entre los miembros de la casa real, por los que manifiesta sentir especial afecto, se encuentre la reina, y que incluso llegue, en un futuro cercano, a compartir con ella sus opiniones sobre el colectivo de gays y lesbianas.


Lo que sí me ha sorprendido es que una persona tan “lista” como ella, licenciada en Derecho, considere un insulto la denuncia de hechos recriminables y que no se pronuncie sobre los mismos. Los “menos listos” pensamos que el rey se desprestigia sólo, con sus actuaciones; y que no es un insulto denunciar hechos reprobables. El insulto, a la inteligencia y a la decencia, es ocultarlos o atemperarlos.


Con tanta evolución, la rosa roja se ha desteñido al rosa.


Afortunadamente la grandeza de IU es su pluralidad. En ella hay sitio para todos, hasta para ella. En otras organizaciones sólo para gente como ella. ¿Estará pensando en ellas?.


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