Galerna en el golfo


sábado, 20 de junio de 2009

ATADO Y BIEN ATADO

Este breve texto ha sido escrito por un viejo comunista, persona que conserva la mente clara a pesar de la edad.


JOSÉ LÓPEZ GAVILÁN

ATADO Y BIEN ATADO


Los recientes sucesos nos muestran como la izquierda avanza en su perdida de identidad y dignidad acercándose a la autodestrucción.


En Córdoba I.U. llegó al poder municipal por el esfuerzo y entusiasmo de unos ciudadanos pronto decepcionados, al no encontrar auténticos cauces de participación, descubriendo una falta total de ideología, un exceso de populismo personalista y una clara intención de no abordar el genocidio cometido en la ciudad por la Iglesia y el Estado. Ningún atisbo de justicia para las familias de los masacrados. Decepción acentuada por el transfuguismo que daña tanto a los tránsfugas que traicionan a su electorado, como quienes los reciben.


¿Qué decir de los dos grandes líderes nacionales?


Felipe González, cumpliendo órdenes del general Vermon Walters, el entonces jefe de la C.I .A. viajó a Francia con pasaporte y escolta facilitados por Carrero Blanco: el P.S.O.E. histórico desaparece y con él las ideas socialistas de Pablo Iglesias Posse. Se deja de ser marxista. Se deja de ser republicano. Y extraña metamorfosis: ¡ya somos juancarlistas! Ni Besteiro se lo hubiera imaginado.


Santiago Carrillo, por no ser menos, se hizo monárquico. A su regreso a Madrid aceptó ser presentado por su amigo Fraga, hombre de pro, responsable directo del asesinato de su también “amigo” y camarada Julián Grimau.


De aquellos polvos vinieron estos lodos. Ahora, hoy día, el futuro empieza a mostrarnos su oreja franquista. Un Oreja que, éste sí, se mantiene fiel a su ideología; y reverenciando el pasado, ni falsifica ni altera su imagen fascista.


Así que olvídense de la Ley de la Memoria Histórica. Aguanten la irracional Ley Electoral. Y hagan lo mismo con el insoportable bipartidismo. No se alarmen porque los hijos del franquismo se nieguen a condenarlo. Ustedes no se atrevan a hacerlo. Precaución, acuérdense de Garzón. Nadie debe olvidarlo: “todo está atado y bien atado”.



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